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No todos los colores
visibles en un monitor son imprimibles
La gestión del color es un problema complejo. El escenario
es éste: Estamos trabajando en un ordenador conectado a un
monitor de buena calidad, equipado con todos los programas
de uso habitual en las artes gráficas: Adobe Photoshop,
Adobe Illustrator, Adobe PageMaker, Adobe InDesign,
Macromedia Freehand o Quark XPress. El trabajo que tenemos
entre mano consiste en imágenes, dibujos y textos.
La composición se remata en el monitor y después se pasa a
una fotomecánica, que prepara las planchas. En la imprenta,
el trabajo se imprime en cuatricromía en una prensa offset.
Esta es una descripción simplificada que basta para ilustrar
el problema. En el proceso hay dos elementos claves: El
monitor y la prensa de litografía offset. Examinemos sus
características con respecto al color. Cómo producen el
color un monitor y una imprenta
El monitor produce las imágenes como matrices de píxeles
(por ejemplo, un monitor de 17 pulgadas que muestra 1.024 ×
768 píxeles). Cada píxel está formado por tres pequeños
puntos de luz que no son visibles a la simple observación
con el ojo desnudo. El color del primer punto puede variar
desde el negro (cuando está apagado) al rojo brillante
(cuando está encendido al máximo) pasando por todos los
matices intermedios posibles. El segundo punto oscila entre
el negro y el verde brillante. El tercero oscila el negro y
el azul brillante. Estos tres puntos que forman un píxel son
los fósforos (phosphor): El fósforo R, el fósforo G, y el
fósforo B.
Variando el brillo de los tres fósforos, se puede hacer que
cada píxel asuma una serie de colores que varía entre el
negro (los tres fósforos apagados) y el blanco (los tres
fósforos a plena potencia). Los tres fósforos están muy
cercanos entre sí. Tan cerca que el ojo no puede
diferenciarlos a simple vista y sus tonos se funden entre
sí. Esta fusión tiene lugar sólo en la retina del
observador, ya que en realidad los tres fósforos son
independientes y están perfectamente separados. A está
fusión se conoce como "mezcla aditiva".
La imprenta produce los colores poniendo una capa de tinta
semitransparente sobre otra. Las cuatro tintas normalmente
usadas son Cian,
Magenta,
Amarillo y
Negra (abreviado
CMYK). La gama de
colores que una imprenta concreta es capaz de producir (en
un tipo de papel concreto con unas tintas concretas) se
obtiene variando la concentración de tintas (por medio de
unas tramas). La mezcla de las tintas no es una mezcla
aditiva, ya que no ocurre en la retina. Las tintas están
superpuestas de hecho y los colores se mezclan en la página.
A esto se lo conoce como mezcla sustractiva (substractive
mixture).
En algún momento de todo el proceso, los colores del monitor
(expresados en RGB)
deben convertirse a los colores de la imprenta (CMYK),
este proceso es la llamada conversión a cuatricromía. El
hecho de que los colores se produzcan de formas diferentes
(fusión aditiva en el monitor
RGB en oposición a
la fusión sustractiva de la imprenta
CMYK) no es un
problema difícil de afrontar. El verdadero problema es otro:
La gama de colores que la imprenta es capaz de representar
no es tan amplia como la gama que el monitor es capaz de
reproducir. En otras palabras, hay colores que se pueden ver
en el monitor (ya que el monitor sí puede mostrarlos) que no
se pueden imprimir (ya que la imprenta es incapaz de
lograrlos).
Este es el núcleo de las dificultades de la gestión del
color digital. Todos los demás problemas son variaciones de
éste, o son sólo dificultades secundarias con soluciones más
fáciles. Curiosamente, ni el negro ni el blanco se pueden
imprimir, aunque esto no sea una paradoja. El blanco que se
ve en un monitor es más brillante (o "más blanco") que el
blanco de cualquier papel y, por ende, no de puede imprimir.
El negro que se ve en un monitor (cuando los fósforos están
apagados) tampoco se puede reproducir usando tintas de
impresión. Como hemos visto, algunos colores (visibles en un
monitor concreto) no se pueden imprimir (en una impresora
concreta). Por consiguiente, debemos estar dispuestos a
aceptar una simple aproximación a dichos colores. Podemos
centrar mejor el problema partiendo del concepto de "colores
imprimibles por un dispositivo", un concepto indicado por la
palabra gamut (es decir, la "gama de colores
reproducibles"). |